Querida comunidad latinoamericana de IxDA
Escribo esta reflexión en el ratito entre ILA23 y mi regreso al trabajo. Vengo de La Plata feliz y llena de energía, pero también con ciertos apuntes que quiero compartir.
Ese día antes de ir al estadio, en el retiro de liderazgo, tiramos muchas ideas que quiero recuperar y articular, porque esta conversación tiene que seguirse. Yo creo en la capacidad de nosotres, como colectivo difuso, de comunicar nuestros entendimientos y actuar sobre nuestra creatividad.
La organización ¿atrae o asusta?
Cuando me preguntan cómo funciona IxDA, muchas veces termino respondiendo cómo no funciona. Es triste admitirlo pero ¿estamos organizades? Hay capítulos nuevos con muchísimas ganas de hacer, como el de Guadalajara, y a veces temo que no podemos guiarles. Hay cansancio, y a la vez una fuerte invitación a retomar o redoblar esfuerzos.
Las conferencias son eventos energizadores, pero nuestras localidades no están tan activas mes a mes. La verdad yo no sé si es culpa de la pandemia. Las personas prefieren invertir su tiempo en el descanso, el cuido y el disfrute… y nosotres somos personas.
¿Qué nos une? Nos interesa aprender y nos enorgullecemos de habernos colado, con nuestras ciencias sociales y artes bajo el brazo, en emprendimientos tecnológicos. En su momento, recibimos ayuda y queremos retribuirla a alguien más. Queremos que nuestras preocupaciones, sumadas, le aporten cierta conciencia al capitalismo. Ayudar a otres nos valida que sabemos lo que estamos haciendo, aunque a veces estamos mucho más perdides de lo que le admitiríamos a LinkedIn.
En algún momento empezamos a darnos cuenta que “evangelizar” tal vez no era lo que queríamos hacer con el UX. Que el ‘hype’ se sigue moviendo y que al rato se vuelve cansado perseguirlo. Que no sabemos si podemos cumplir las promesas que hicimos.
¿Y entonces para qué sirve IxDA? El diseño de interacción no por sí mismo liberador, ni sanador, ¡a veces ni solucionador! Es un oficio, como hacer zapatos. Como tal, es noble, necesario y sabio. Y como obreros (de harto privilegio) que somos, unirnos para hacer nuestro día a día más suave, disfrutado y solidario es motivo más que suficiente. IxDA es una red que ha acompañado a un grupo de profesionales en su camino. Nos ha dado la bienvenida y buenos amigues. Yo le estaré siempre agradecida. Es cierto que existen comunidades fuera de nuestra mirada, pero IxDA nunca ha tenido una pretensión de exclusividad.
¿A quién cuidamos?
Si no tenemos claro quién somos, una escapatoria es pensar para quién somos. De alguna forma, hemos sido articuladas por esta idea amplísima de mejorar el mundo a través del diseño de interacción.
En pandemia, mi grupo local se volvió un apoyo que veía hacia sólo hacia dentro. Decidí que estaba bien, que nos merecíamos eso. Nos protegemos de las corporaciones de las que trabajamos y del desempleo, del aburrimiento y de la irrelevancia.
Velar por nuestra sanidad mental es un imperativo. Dudo de la culpa como motivador, eso se lo debo a mi psicóloga. El trabajo afecta nuestra mente. Y las cosas digitales que creamos, también. Quiero que las personas que se crucen con mi trabajo tengan un puntito de satisfacción en su día. Y quiero confabularme con las personas que se desempeñan en lo mismo que yo, para que la tecnología no duela.
Este ILA escuché más historias de personas a las que acceder a un puesto de trabajo en nuestra disciplina les ha cambiado la vida para bien. Y haríamos muy mal en no sostener la puerta abierta.
Estamos en esto para disfrutarlo…¿verdad?
Si somos un grupo de personas que desempeñan un oficio (o aspiran a hacerlo), y que nos apoyamos entre nosotres para hacerlo con conciencia y calidad, ¿cuál es nuestra meta? Yo creo que no necesitamos objetivos ni resultados clave, porque no necesitamos hacer más: más likes, más profesionales, más aumentos, más eventos, más contenido. Esa es una exigencia del mercado, a la cual podemos escaparnos pocas veces. Y si no tenemos objetivos, los roles de líderazgo o coordinación sólo demarcan a personas de referencia, que atan la red comunal, para bien o para mal, sin necesidad de dar cuentas.
Cuando Mariana Salgado agradeció a IxDA La Plata dijo, ¡esto es una “minga”! Mestizes de herencia más colonizadora, como la mía, carecemos de este saber comunal. Mi referencia más cercana sería cuando mi abuela nos acusaba a los nietes de “tequiosos”, pero para ella ser tequiose estaba bien, porque no hacer nada era muy similar a un pecado.
Luego de una conferencia tan grande e importante como ILA, nos quedamos preguntando si son necesarias tantas pantallas, luces y escenarios para al fin sacar vacaciones y hacer un gasto de dinero importante para tomarnos un café o una cerveza con alguien que nos entienda. Tal vez sean sólo la excusa para conseguir el necesario apoyo corporativo.
Por lo que investigo, y afortunadamente sé me leerán personas que podrán aportar desde la experiencia ancestral y vivida, una minga no es la comunidad, sino un esfuerzo de ella, una respuesta a un llamado. Quienes lo responden dan su esfuerzo desinteresadamente, pero se les cuida y agradece. La minga no nace “de arriba” o de algún norte, nace de una necesidad que supera la capacidad inmediata pero que sería soportable y solucionable entre amigues. Cuesta cada vez más comprometerse en el tiempo y en las capacidades, porque la vida nos pasa. Pero podemos comprometernos a apoyar a un par de co-organizadores con un sueño.
Yo nunca hubiese escogido encargarme de conseguir patrocinios para ILA21, pero me tocó y le saqué provecho al rol. Crecemos cuando nos exponemos a la incertidumbre, y lo bueno es que no tenemos porqué hacerlo en solitario. Sé lo que es ser co-soñadora y en La Plata vi a varias personas con ese brillo en la mirada.
¿Y ahora qué hacemos?
Interacción latinoamericana, o Interação latino-americana, si nos atrevemos a des-anglofonizarlo, es nuestra minga más importante. Los equipos más fuertes se forman o se afirman al hospedar este encuentro. Si esto es lo mejor que podemos hacer, y es tan bueno, ¿porqué no nos enfocamos ahí? Tal vez nuestra evolución es sólamente madurar regionalmente.
Hagamos más ILAs, pero no sólo ILAs. Tal vez la minga que tu comunidad local necesita es un boletín, como lo era ClippingUX. O un libro como UX Latam. O un TallerUX. O una mentorías, visitar una escuela, o lanzar una petición pública.
El modelo federado implica respetar el hacer del otre: tanto el conocimiento de su realidad local como sus buenas intenciones. Poder decir con propiedad: Si diseñás interacciones y querés hacer algo para tu comunidad, alzá la voz y te “damos pelota”.
En esa línea, hice el ejercicio de escribir mi motivación para ser parte de ILA (comunidad, no conferencia):
Yo quiero involucrarme por curiosidad. Escuchar nuestras conversaciones. Atisbar qué está leyendo el otre. Disfrutar el chisme de la corporación ajena. Ver “cómo le hace” aquella persona que está resolviendo problemas similares a los míos con gran elegancia. Fantasear con volverme más hábil, desgastarme menos tratando, gracias a lo que aprendo de ustedes.
Les abrazo de nuevo.
PD: Traté de escribir inclusivamente lo mejor que pude, canalizando a Mariana y con las tristes noticias sobre Ociel de fondo.